Relaciones Públicas en la Era del Caos: reconfiguraciones profesionales, dilemas éticos y estrategias de comunicación ante los desórdenes globales
CFT-Monográficos
ZER. Revista de Estudios de Comunicación
La primera mitad del siglo XXI está marcada por un entorno de inestabilidad que organismos internacionales como la ONU han denominado la “Era del Caos”. Se trata de un periodo caracterizado por crisis sistémicas de alcance global, flujos de desinformación que erosionan la confianza pública, procesos de polarización política y social, y transformaciones radicales en los ecosistemas mediáticos y tecnológicos. Este contexto impone desafíos sin precedentes a las disciplinas de la comunicación, y en particular a las Relaciones Públicas, que deben replantear sus fundamentos epistemológicos y sus prácticas profesionales. Más allá de su vertiente instrumental, las Relaciones Públicas están llamadas a consolidarse como un campo de conocimiento estratégico y crítico, con capacidad para interpretar la complejidad, mediar entre actores diversos y contribuir a la cohesión social.
El monográfico se concibe como un espacio de reflexión en torno al papel de las Relaciones Públicas en tiempos de caos. Busca analizar tanto los puntos de encuentro como las tensiones entre la teoría y la práctica, y ofrecer marcos de interpretación útiles para académicos y profesionales. Las líneas de investigación propuestas responden a la necesidad de revisar las bases conceptuales de la disciplina, examinar sus respuestas a fenómenos críticos, profundizar en la relación entre responsabilidad social y activismo, explorar nuevos lenguajes comunicativos, reforzar el compromiso ético y repensar la formación en un escenario global atravesado por la incertidumbre.
Uno de los primeros ámbitos de discusión se relaciona con los fundamentos epistemológicos. La teoría del caos ha sido empleada como metáfora para comprender la gestión de la imagen y la imposibilidad de un control absoluto sobre las percepciones públicas (Murphy, 1996). De forma complementaria, la teoría de la complejidad ofrece un marco para abordar la interdependencia de redes sociales digitales y los flujos de comunicación que se generan en ellas (Valentini, 2021). La pandemia de la COVID-19 puso de manifiesto cómo las plataformas digitales se convierten en espacios decisivos para la construcción de conciencia situacional compartida (Shahbazi et al., 2023), reabriendo debates sobre públicos, stakeholders y legitimidad (Míguez-González, 2007). Estas perspectivas permiten resignificar nociones como identidad, reputación o confianza y ajustarlas a escenarios convulsos en los que emergen actores inéditos y contextos sociales divergentes, marcados por la emergencia climática, inestabilidad política global, desórdenes informativos.). Estas situaciones caóticas cada vez más impactadas y aceleradas por los avances tecnológicos, acaban teniendo consecuencias reales para la ciudadanía.
En paralelo, la disciplina se enfrenta a la gestión de fenómenos críticos que desbordan los marcos tradicionales de respuesta. La investigación en comunicación estratégica ha mostrado que las decisiones adoptadas en situaciones de crisis inciden directamente en la reputación y en la confianza de los públicos (Coombs, 2015; Xifra, 2020). Sin embargo, la responsabilidad social corporativa, que puede actuar como recurso legitimador, también puede convertirse en un riesgo si no se sustenta en la coherencia y la credibilidad (Coombs y Holladay, 2020). En este terreno, la dimensión emocional cobra especial relevancia, pues condiciona la recepción ciudadana de los mensajes y afecta la eficacia de las respuestas (Jin et al., 2012). Estudios recientes han puesto de relieve, además, las tensiones de la comunicación institucional en contextos de riesgo (Sataoen y Eriksson, 2021), los efectos de la entropía en la gestión de crisis organizacionales (Martínez Solana y Túñez-López, 2021) y el papel de las redes sociales en la detección temprana de problemas y en el aprendizaje colectivo (Lozano-Recalde, 2024).
La responsabilidad social y el activismo corporativo constituyen otro eje central. Su potencial para generar legitimidad y transparencia es indudable (Costa-Sánchez y Peñafiel-Saiz, 2024), pero existe un riesgo de instrumentalización con fines políticos, ideológicos o meramente comerciales. Prácticas como el pinkwashing, el greenwashing o el woke-washing ilustran cómo el compromiso social puede transformarse en una estrategia superficial que erosiona la confianza pública (Vredenburg et al., 2020; Pendelton, 2025). Diferenciar entre iniciativas auténticas y aquellas motivadas por la búsqueda de rentabilidad inmediata resulta esencial para comprender la función social de las Relaciones Públicas y para promover modelos de comunicación que fortalezcan la cohesión en lugar de debilitarla.
Otro campo de especial interés es el de los nuevos lenguajes comunicativos. En un ecosistema saturado de mensajes, la autenticidad se erige como criterio fundamental para sostener vínculos duraderos con públicos cada vez más fragmentados (Johansen y Gregersen, 2024; Ashby-King et al., 2025). Sin embargo, prácticas engañosas como el astroturfing han demostrado su capacidad para minar la credibilidad de las organizaciones (Sisson, 2017). Frente a ello, narrativas híbridas, storytelling, estrategias transmedia y activismo de marca ofrecen posibilidades para humanizar a las organizaciones y aproximarlas a públicos críticos y exigentes (Keith, 2024; Hou, 2025; Costa-Sánchez, 2014; Asenjo McCabe y Del Pino-Romero, 2023).
El terreno ético y deontológico no puede quedar al margen de esta reflexión. La aceleración de los flujos comunicativos y la presión por la visibilidad generan dilemas inéditos. El uso de prácticas de lavado de imagen también constituye un desafío creciente para la credibilidad organizacional (Lyon y Montgomery, 2015; Koch y Denner, 2025), mientras que la opacidad de ciertas prácticas de lobbying cuestiona la legitimidad de instituciones y empresas (Laboutková y Vymětal, 2023). En paralelo, la cultura digital ha expuesto tensiones vinculadas al rol de los influencers, en ocasiones asociados a conductas poco éticas (Ramírez-García et al., 2022). Estas realidades refuerzan la urgencia de actualizar los marcos deontológicos y de fortalecer la transparencia como pilar de la profesión.
Finalmente, el ámbito académico y profesional enfrenta el reto de adaptarse a toda esta complejidad. La formación en Relaciones Públicas debe integrar competencias estratégicas, pensamiento sistémico, sensibilidad ética y capacidad de mediación. Investigaciones recientes destacan la relevancia de la alfabetización empresarial y del vínculo estrecho con la práctica profesional como ejes de la preparación de futuros comunicadores (Ragas, 2023). Del mismo modo, la literatura internacional plantea la necesidad de redefinir el impacto social de la disciplina y de anticipar las competencias que exigirá el futuro (Adi y Stoeckle, 2023). En el caso español, los análisis sobre la enseñanza de Publicidad y Relaciones Públicas muestran la urgencia de actualizar planes de estudio y metodologías, incorporando creatividad e innovación en entornos digitales (Baladrón-Pazos et al., 2022).
En suma, este monográfico parte de la convicción de que las Relaciones Públicas no pueden limitarse a ser una técnica instrumental de gestión de la imagen. Más bien, deben ser entendidas como un campo de conocimiento crítico y estratégico, capaz de ofrecer respuestas sólidas en un mundo signado por la incertidumbre. Por tanto su objetivo es doble: contribuir al debate académico sobre la epistemología de la disciplina y, al mismo tiempo, proponer marcos prácticos que orienten la acción profesional en el actual contexto poliédrico. En la Era del Caos, las Relaciones Públicas pueden y deben desempeñar una función transformadora, contribuyendo a construir legitimidad, cohesión y resiliencia en sociedades cada vez más complejas.
Líneas concretas de investigación que se contemplan dentro del monográfico
- Fundamentos teóricos y epistemológicos de las Relaciones Públicas en contextos caóticos. Nuevas perspectivas para entender los nuevos roles comunicativos en tiempos de disrupción global. Revisión crítica de los paradigmas clásicos desde la teoría del caos, el pensamiento sistémico o el postestructuralismo.
- Estrategias profesionales frente a fenómenos complejos y multicausales. El papel de las Relaciones Públicas en la gestión del riesgo reputacional, la incertidumbre y las crisis globales. Resiliencia, anticipación y capacidad de respuesta desde la comunicación estratégica.
- Responsabilidad social, activismo corporativo y mediación en sociedades fragmentadas. Contribuciones de las Relaciones Públicas a la cohesión social ante la polarización, la desinformación y la fatiga ciudadana. Transparencia, legitimidad y construcción de vínculos en entornos adversos.
- Autenticidad organizacional y nuevos lenguajes comunicativos. Formatos, narrativas y prácticas innovadoras en entornos mediáticos saturados. Nuevas formas de influencia, credibilidad y conexión con públicos fragmentados.
- Ética profesional y desafíos deontológicos en tiempos de desorden. Regulación, transparencia y límites de la función comunicativa ante conflictos éticos emergentes (greenwashing, influencers, apuestas, lobbying, etc.).
- Transformación profesional y académica ante los nuevos escenarios. Nuevas competencias, perfiles y enfoques formativos en Relaciones Públicas para contextos de caos permanente. Actualización curricular, metodologías híbridas, conexión con la realidad profesional.
Fecha límite para envío: 15 de mayo de 2026
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